3/10/68
a 3/10/98
Perú:
A treinta años de la revolución de Velasco Alvarado
por Pedro Flecha V.
flechas@amauta.rcp.net.pe
Mañana, 3 de
cctubre se cumplen 30 años de un acontecimiento que cambió
la historia de nuestro país. Estoy casi seguro que pocos o casi
nadie se acordarán de la revolución del general Juan Velasco
Alvarado. Los acontecimientos de gravitación no siempre son agradables
de recordar para muchos y fáciles de olvidar para otros.
Fuera de toda posición
política o económica, Velasco, un hombre
inteligente, honesto,
valiente y humilde realizó en sus primeros -y por pocos- años
la utopía más grande en nuestra historia republicana, la
de hacer que los peruanos nos sintiéramos internacionalmente orgullosos
de serlo.
Recuperación
de recursos, revalorización de lo indígena, liquidación
de la frívola oligarquía criolla, desarrollo de proyectos
propios entre otros logros hicieron que hasta Haya de la Torre, en las
antípodas de los militares proclamara públicamente que este
hombre estaba haciendo
lo que el siempre
planteó. Claro está, que del otro lado estuvieron
desagradables recortes
a la libertad de opinión y empresa, la caza de brujas y el atávico
delirio por la fastuosidad de las pompas militares.
No tardó mucho
este hombre simple y bien intencionado de verse rodeado de los abogaduchos
de siempre, esos descendientes del lumpen legalista que trajera La Gasca,
de cucufatos cursillistas -símiles del Opus Dei en esa época-,
de los resentidos y aduladores, de los oportunistas etc.
Pero en el recuerdo
de un testigo de la época, queda la imagen de un hombre honesto,
íntegro y consecuente con sus ideales, que murió humildemente.
Después de todo lo visto en estos tres últimos lustros, uno
se pregunta qué país es este que se dio el lujo que un hombre
honesto, Velasco, sacara de palacio a otro honesto, Belaúnde.
Lujo de la época,
de esos años 60 tumultuosos y creativos; y muy especialmente de
ese año 68, con su Revolución de Mayo en París, con
Chicho Allende en Chile, con el recuerdo del Che Guevara hecho mártir.
De todas formas, éramos
jóvenes en esa época y Velasco nos abrió un porvenir
exorcizando transnacionales y empolvados oligarcas. 30 años después,
el recordarlo, comparativamente a lo que nos ha tocado vivir, la figura
de Velasco tiene una ingenua frescura y la melodía triste de otra
oportunidad perdida...
Pero nos tocó
vivir esa época y damos gracias a la vida por ello. |