¡Telefónica
del Perú: espía, amenaza y mal paga a sus empleados!
por Gema Castellano
Hace algún tiempo
hice, en uno de mis artículos, alusión a la probada y extremada
situación de precariedad en la que están sumidos los trabajadores
de Telefónica del Perú. Amenazados, espiados, controlados
en sus vidas privadas y sometidos a las más viles de las presiones
laborales, sin olvidar lo "minimalista" del sueldo que reciben.
Los directivos de Telefónica
del Perú, son a su vez los directores de las diferentes contratas
y filiales (ITETE, por ejemplo, una de las que coloca el absurdo "Cable
Mágico") que prestan sus servicios a la central y al cliente, por
lo que Telefónica roba presuntamente por duplicado al pobre usuario.
Esta situación,
que corresponde a la nueva línea de actuación del monopolio,
nos puede parecer lejana y ajena, ya que no es aquí en España
donde está ocurriendo, pero una vez más, nos equivocamos
si pensamos así.
Telefónica ha
instaurado en Perú desde su asentamiento en ese país, la
misma política que tiene prevista aplicar en España a partir
del uno de diciembre. Perú ha sido un prototipo piloto que hubiera
resultado muy bien, si no fuera porque se han encontrado con unos clientes
sin recursos, que no han podido asumir las abusivas facturas por hablar
y otras tantas por los diferentes servicios ofrecidos por las filiales.
La segregación
de Telefónica en contratas y filiales es ya un hecho en España.
Telefónica está diversificando su poder en distintas unidades
de negocio a las que traslada también el capital inversionista,
y a partir de ahí será intocable. Por supuesto, el control
de la central del monopolio sobre sus criaturas es total; por lo que cualquier
decisión, por pequeña que sea, debe ser consultada por dicha
central administrativa.
Esto, que es un presunto
fraude para todos, se convierte en dramático para los trabajadores
de la operadora que se temen lo peor.
Telefónica solo
necesita una excusa para deshacerse del grueso de la plantilla que ya empieza
sobrarle, y bajo mi punto de vista, ya ha encontrado la solución.
El hecho de pedir un
aumento del coste de las tarifas de interconexión para las operadoras
competidoras y la desfachatez de presentarse como la mártir de la
situación, alegando que si ésta no es autorizada, se coloca
al monopolio en una situación insostenible -aumento de tarifa que
le ha sido justamente denegado- junto a su amenaza de que serán
los usuarios los que paguen las consecuencias, no responde sino a la necesidad
de tener una excusa publicitaria ante la sociedad, para no invertir en
unas infraestructuras que ahora son su responsabilidad, -prefiere invertir
en la compra de medios de comunicación y gobiernos en Latinoamérica-,
y a una maniobra para deshacerse de más de 20.000 trabajadores que
no tienen cabida en la nueva línea empreso-especulativa de la operadora.
Las negociaciones para
la firma del nuevo convenio entre trabajadores y Telefónica en 1999
presumen de ser sonadas.
Antes de que esto ocurra
el monopolio se atrinchera y sin contar ni con trabajadores ni con sindicatos
ni con el gobierno, pretende llegar al uno de diciembre bajo una situación
de inmunidad. ¡Algo así como Pinochet y permitidme la comparación,
que aún cuando todas son odiosas, paralelismos varios hay en las
actitudes.
El 21 de octubre del
presente año, la UGT informa a los trabajadores de Telefónica
de la situación.
"Ante la pasividad
que está ejerciendo el ministerio de Fomento, frente a la reorganización
que pretende acometer Telefónica en una nueva estructura de su holding,
desde la Unión General de Trabajadores hemos presentado las alegaciones
ante el ministerio de Fomento en contra de dicha reorganización
por:
La falta de transparencia
en la creación de la filial Telefónica Sociedad Operadora
de Servicios de Telecomunicaciones.
La inexistencia de
garantías para la estabilidad del empleo.
Aislamiento del negocio
de telefonía básica, pudiendo justificar pérdidas
y tener acceso a poder presentar Regulaciones de Empleo."
El expediente de autorización
para la aprobación de este sin sentido fue iniciado por Telefónica
el 25 de junio del presente año, y el 15 de julio el secretario
general de Comunicaciones solicitó a Telefónica de España
la aportación de documentación complementaria. Esta misma
Secretaría puso de manifiesto el 3 de septiembre, -fecha de la primera
huelga de internautas-, la insuficiencia de documentación aportada
por Telefónica.
El 30 de septiembre,
contra viento y marea, el Consejo de Administración de Telefónica
S.A., anuncia que procederá a la ejecución y desarrollo de
los acuerdos adoptados por la Junta General Ordinaria de Accionistas. Es
decir, la ejecución de sus planes de disgregación.
Mientras tanto el mismo
25 de junio de 1998, Alejandro de Llano Salvador, actuando en nombre y
representación de la Federación Estatal de Transportes y
Telecomunicaciones de UGT, interpone una denuncia por infracciones laborales
contra Telefónica de España S.A., ante la Autoridad Central
de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
Los trabajadores de
Telefónica se encuentran en una situación casi desesperada.
Pendientes de regulación presuntamente ilegal de empleo, trasladados
de un puesto a otro con pérdidas económicas y bajo la amenaza
del despido, enviados obligatoriamente a Brasil bajo la misma amenaza que
los anteriores, sin medios técnicos de trabajo porque ya es realizado
por las contratas, sin trabajo que realizar por las mismas circunstancias
a la espera de saber a donde les envían, sin autonomía para
con sus vehículos porque es una empresa propiedad de la Caixa de
Pensions que se ocupa de su gestión y chantajeados.
Siguiendo su línea
de más y más abusos, han llegado incluso a proponer a ciertos
sectores, como es el informático, que se constituyan en contrata
donde realizarían el mismo trabajo que ahora. Y por supuesto, bajo
un estricto control ejercido por la central en Madrid. ¡Vergonzoso!
Algunos lectores me
escribieron atónitos, cuando en el artículo narraba las atrocidades
que el monopolio realizaba sobre los trabajadores de Telefónica
del Perú.
Pues bien. No tenemos
que irnos tan lejos. En Estratel, filial de Telefónica, se filma
a los trabajadores, se pinchan sus teléfonos para escuchar sus conversaciones
y se les espía; incluso se les somete a vigilancia cuando tienen
un día libre a la semana y se les llama por teléfono para
ver si están en casa. Uno que ya no pudo resistirlo se ha atrevido
a contárselo a Carlos Matías, periodista y amigo de toda
credibilidad.
Como todo ladrón
cree que todo el mundo es de su condición y todos los dictadores
necesitan una madriguera que les proteja, Telefónica se ha montado
el suyo propio en el SIMO, rodeado de la policía nacional, -servicio
que paga el contribuyente- y con furgón en la puerta. ¡No
vamos a atacarles señores de Telefónica! No vamos a destruir
su stand emisor de presuntas mentiras como la de Teleline, que sólo
funciona cuando ustedes tienen representación en alguna feria o
la de los servicios gratuitos, que el cliente debe empezar a pagar en un
plazo prudencial, sin que ustedes le avisen antes.
Los ciudadanos tenemos
mucha paciencia. ¡Tanto ustedes como el gobierno lo saben! ¡Pero
controlen las vueltas de tuerca! Tanto los trabajadores como los usuarios
estamos a punto de perderla. |