La estupidocracia amenaza a Toledo
por Herbert Mujica Rojas


Un grupo fantasmal merodea la tienda de campaña del próximo presidente del Perú. Sus integrantes tienen sonrisa fabricada en el resobado ejercicio de hipocresía y adulación cultivada en decenios. Saben ser convincentes y engolan la voz para ser graves así como la aflautan cuando quieren parecer risueños, casi idiotas. Son los estúpidos y hueleguisos que columbran ya (como más de medio país) que Alejandro Toledo lleva las de vencer el próximo 9 de abril y como en la hípica quieren apostar a ganador. Pertenecen a diversos partidos e instituciones armadas y desarmadas, son, por definición, los ilustres miembros de la estupidocracia y no guardan entre sí distinción de raza, credo, color o idioma. De ellos y no de ningún golpe o atentado es que tiene que cuidarse Toledo para no caer en el drama común y reiterado de un hombre con buenas intenciones, nacido al calor del voto popular pero traicionado por estos sapos presupuestívoros y destructores de todo lo decente que aún queda en el país.

Toledo es un profesor. Un académico. Su discurso está hábilmente equilibrado y no colisiona de manera frontal. Gambetea y supera dificultades que a otros les ha resultado imposible de sortear. Esa una de sus principales virtudes. Culto, mundano, de envidiable formación intelectual se expide en inglés con gran facilidad y su castellano no ambiciona los ribetes oratorios y emocionales de otras épocas. Sin embargo, todo parece indicar que es una persona bastante alejada de los inevitables enjuagues, negociaciones, rutinas y ejercicios que preceden a la conformación de gabinetes, cuadros burocráticos y equipos de gobierno que suceden a los comicios. Sin duda alguna, la valiosa ayuda de su esposa, la chola belga Eliane, constituirá un pilar sólido en ese casi sórdido mare magnum que ya debe haber comenzado.

La estupidocracia existe en el Perú desde el principio de la república. Son los especialistas en hacer que los problemas se conviertan en cánceres incurables. De ellos depende que nada se resuelva y son los principales encargados de hacerle la vida imposible a todo aquel que demuestre inteligencia y brillantez. Basan su existencia en el chisme, la media verdad, en las conexiones de cloaca con las mafias (blanca y negra) de todo nivel y, sobre todo, generan una cárcel alrededor del personaje principal impidiéndole conocer la verdad a fondo de las situaciones. 

Sé de buena fuente que Toledo está recibiendo visitas a troche y moche. Eso es normal. De lo que sí estoy seguro es que o se cuida o el contrabando de los hueleguisos, los oportunistas, los fantoches y tarados se le cuela entre las filas más importantes de sus futuros cuadros de mando.

Los intereses creados resultan un escollo a pulverizar en todos los ámbitos de la vida nacional. Los bancos imponen tasas abusivas; la justicia en el Perú no se mueve si no hay dólares de por medio; no hay nuevas industrias, sólo florecen empresas de servicios que generan mínimas plazas de empleo; nuestros jóvenes ejecutivos pronuncian un castellano abundante en neologismos y demuestran un consumismo a lo Miami pero en el Perú; de cada 10 peruanos, 6 no tienen la menor idea de qué ocurrió en este país desde que San Martín diera el grito libertario; el cuento de la globalización no es sino el imperialismo tecnológico contemporáneo; el monopolio disimulado de las telecomunicaciones y que detenta una empresa española inunda los medios de comunicación, sin embargo, el robo sistemático a los usuarios de teléfonos resulta en una vulgar como escandalosa acción en perjuicio de los peruanos. Y.............., la lista es inmensa.

Los hueleguisos ya están buscando tomar contacto con Toledo, para recitarle su verso adulón y encomiástico. Quieren persuadirlo de que con ellos su gobierno encontrará las llaves del reino y que son las herramientas útiles que él necesita. Insisto: de ellos y no de otros es que tiene que cuidarse el profesor Toledo.

Persuadido que la admonición aunque no pedida es oportuna. Deseando que su gestión transite por los derroteros de justicia y lealtad que merece el protagonista indudable aunque mudo de la gran historia nacional –el pueblo- invoco con humildad de elector y periodista militante a ser firmes y enérgicos con las ratas que no tienen otro lugar que los buzones o basurales cívicos del Perú.

Amén.


 

 


 
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