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de diciembre liberalización de telefomunicaciones
¡Peligro
de muerte para internautas!
por
Gema Castellano
Cuanto más profundizo
en el problema Telefónica, cuanta más información
recibo sobre ella y cuanto más la analizo e intento decodificarla,
más convencida estoy de que, los hilos son tan sutiles, tan bien
estructurados, atados y comprometidos que sólo sé que no
nada sé.
Lo que sí tengo
muy claro –y por eso quiero comunicar -es que ya no nos
queda tiempo. Lo estamos
agotando, mientras nos lo están haciendo perder y ellos –tanto el
gobierno como Telefónica-, lo ganan y hacen que éste juegue
a su favor. Y es que en esta lucha el tiempo se ha convertido en un problema
tanto para ellos como para nosotros.
El día uno de
diciembre se materializará la tan ansiada liberalización
de
las telecomunicaciones.
¡Peligro de muerte para el internauta!. El
gobierno, llegado
ese día, ya no tendrá ninguna influencia sobre el
monopolio. Y seguramente
así nos lo hará saber, sin haber cumplido lo que
verdaderamente le
corresponde, que es recuperar la infraestructura y crear una empresa subsidiaria
que gestione y asegure la libertad de cualquier competidor para su utilización.
Porque es en este punto donde radica el verdadero conflicto. El ejecutivo,
por amiguismo e intereses –a estas alturas esto no se le escapa a nadie-
, ha regalado a Telefónica una
infraestructura que
nos pertenece a todos. Teniendo en cuenta esto, no
tenemos por menos
que pensar que rezará para que estos dos meses pasen
pronto, para que los
internautas no nos demos cuenta de que el tiempo pasa y para poder cumplir
con unos, -favores a Telefónica- y con otros, los internautas a
los que dirá que ya no depende de él.
Telefónica,
por su parte, se ha atrincherado en el mercado al igual que
su presidente en el
puesto. Villalonga, con un nutrido paquete de acciones a su nombre, es
inamovible en su cargo. Pero ¿es suficiente ese cinco por
ciento máximo
de acciones que marca la ley, sobre la apropiación por parte de
una persona física o entidad, para atrincherarse de esa manera o
hay algo más?. Evidentemente, tiene muy claro que nada ni nadie
va a interrumpir su carrera descabellada. ¿Y si entre compra y compra
de gobiernos, inversiones más o menos arriesgadas en Latinoamérica
y estafas a los clientes, presuntamente, todavía le hubiera dado
tiempo a comprar algunas acciones de Retevisión y otras tantas de
Cable Cataluña, además de los medios de comunicación
que quiere añadir a su lista de adheridos? ¡ Todo controlado!.
No cabe duda de que
el uno de diciembre va a ser glorioso para el monopolio si no le ahogamos
la fiesta antes. ¿Quién va a entrar a competir con él
si todas la llamadas tienen que pasar por sus líneas?. A las demás
operadoras no les quedará más remedio que asociarse con Telefónica.
Situación que no debe extrañarnos –y que quizás sea
del agrado de éstas -porque así de paso no tienen que hacerse
la competencia real, por lo cual todas tendrán un margen de ganancias
espectacular y los usuarios no notaremos una bajada del precio de las llamadas.
¡Ejemplo gasolineras!. Y por supuesto, de tarifa plana ¡nada!.
En todo caso bajadas y subidas de algún céntimo en el paso
de vez en cuando.
Telefónica lo
controla todo. Y repito. Seguirá controlándolo si el gobierno
no le arrebata la infraestructura antes del uno de diciembre. ¡El
poder de las divisas arrancadas al contribuyente fraudulentamente y sin
derecho a réplica!. ¡Si! ¡Sin derecho a réplica!.
Josep es un internauta
que cometió el “error“ de enfrentarse al monopolio. Depositó
el dinero de sus facturas en un banco ante notario e interpuso una denuncia
por fraude a causa de las desconexiones -llegó a tener veinte en
una hora-, no sin antes haber efectuado las pertinentes reclamaciones en
Telefónica. Ante la callada por respuesta de ésta, no le
quedó más remedio que tomar la vía judicial, que todos
sabemos es lenta, tortuosa y llena de curvas. En estos momentos la justicia
no se ha pronunciado todavía pero Telefónica sí. Automáticamente
y sin previo aviso se ha encontrado con la línea cortada. ¡Es
lo que llamamos el artículo 33!, es decir, “porque tengo el poder
de hacerlo”.
Hay muchas personas
en la situación de Josep, pero pocas tienen las ganas y la valentía
de enfrentarse al monstruo. No se les puede culpar, ya que la impotencia
que se siente ante tales abusos de poder en un sistema democrático,
hace que se pierda la confianza en la justicia. Josep intentó recuperar
su status de ciudadano civilizado y con derecho a estar comunicado a través
de la competidora de Telefonica, que es Retevisión, cuando ésta
instauró el sistema de llamadas provinciales, -él no vive
en Barcelona capital-, pero le fue imposible. Las líneas por donde
debe pasar su llamada pertenecen a Telefónica. En estos momentos,
junto a
otros afectados, espera
que la justicia se pronuncie. Huelga decir que Retevisión no le
ha ofrecido ninguna solución alternativa, cuando en circunstancias
normales de libre competecia, hubieran estado encantados de arrebatarle
un cliente al monopolio de facto.
Todo pasa por la censura
del monopolio bajo la mirada impávida de nuestro ejecutivo y la
decepción del contribuyente. Incluso algo tan público como
son las cabinas, desde donde es imposible, -ya que forman parte de la infraestructura-
, realizar alguna llamada que no esté bajo el auspicio de la criatura
del discreto Villalonga.
Es fácil, demasiado
fácil, comprometerse con el ciudadano y votar sí a
una tarifa plana,
cuando se sabe de antemano que la única premisa que se
necesita para desentenderse
de este tema es que pasen dos meses. Y es más fácil todavía
mantener un mutismo total sobre el problema, como hace Telefónica,
a la espera de que los contribuyentes ya no tengamos a quién reclamar.
Un perfecto partido de tenis de dos meses de duración con resultado
pactado de antemano y fraude para los que hemos comprado las entradas.
¿Se convertirán
las telecomunicaciones en el caballo de batalla de futuras campañas
electorales? ¡No lo sé! Pero de lo que estoy segura es de
que, para los que queremos vivir en una sociedad informada y ejercer nuestro
derecho de comunicarnos, este tema es sagrado. Lo mismo que lo será
para los internautas vascos, que ahora tienen la oportunidad de expresar
lo que no quieren.
¿Habrá
alguien con la suficiente carga ética, cualidad hipotéticamente
exigida en el político,
empresario y comunicador del nuevo milenio, como
para desenmascarar
esta desvergüenza?. Quizás nadie se atreva. ¡O quizás
sí!
Al menos ahora estamos
concienciados. Nadie ignora ya lo que supone
quedarnos atrás
en el desarrollo tecnológico y no vamos a permitir que nos nieguen
el futuro por un ansia de poder sin mesura de unos pocos. ¿O sí? |