¡No
más Pinochets!
por Pedro Flecha
¡Contra los
derechos humanos!
No dudo que esto podrá
parecer sumamente atractivo a algunos chilenos, muchos estadounidenses,
algunos psicópatas y multitudes de globalizadores, pragmáticos,
ineficientes y estúpidos.
Los derechos humanos,
consagrados en religiones, cartas, naciones unidas, etc. tienen un gran
defecto y es que se basan en castigar a los que mataron, violaron,
indujeron o lo que sea a seres humanos. Obedecen a una concepción
de justicia a posteriori, hecha idealmente sobre una posición
absolutamente contradictoria con la necesidad de supervivencia de cualquier
especie.
Estoy contra ese concepto
antinatural, ese concepto de que justicia es venganza social, pues su utilidad
es nula y se basa en conceptos vagos y burdos, como “sentar el ejemplo”,
etc. Las heridas, los dolores o los cadáveres nunca son devueltos.
El ser humano actual,
sin duda alguna es una mierda.
Esta mierda viene justamente
de establecer conceptos como justicia y posterior castigo.
La pregunta no es
cómo castigar a ese hijo de puta de Pinochet... sino cómo
impedir que surjan otras bestias similares a éste.
Gocé, lloré
y tomé una botella de vino con mis mejores amigos celebrando el
inpecable veredicto de los lores ingleses; vi con regocijo que las súplicas
de un Frei, de la empolvada viuda de la bestia o de su lombrosiano hijo,
no tuvieron ni impacto ni contrapeso. Vi a hombres y mujeres festejando
en la Puerta del Sol, en Londres, en las callampas chilenas, recordé
las manos perdidas de Víctor Jara, y me pregunté....
¿Podemos pedir
tan poco? ¿Es esto lo que se llama justicia? El dar, para
nuestro regocijo elemental un cadáver posible pero ajado de
83 años, pedorriento y formolizado a cambio de 2,000
ó 3,000 cuerpos e ideas jóvenes de mujeres, hombres
y niños?
¿Puede borrar
esa repulsiva masa amorfa puesta en una jaula, erradicar esta memoria?
¡Pues no, creo
que no!
Ello es claramente insuficiente
y hay un saborcillo amargo al final que nos dice que alegrarnos con ello
es, en el fondo hacerle el juego a un sistema, a una actidtud humana,
que permite que surjan bestias como él.
Ayer ha sido un día
de reflexión ya que no se trata de que tan fuerte, ingenua
o idealista tiene que ser la defensa de los derechos humanos, sino como
deberían ser los DEBERES HUMANOS.
Las religiones, y entre
ellas la peor es la cristiana, han vendido el cuento que si te joden, algun
huevón barbudo te dará el paraíso y la gloria, pero
que mientras tanto tendrás que comer mierda. Pero hay cabrones
que no comen mierda, porque hacen que tu te la comas. Los conceptos de
justicia, derechos, no son otra cosa que elementos de esta dominación.
Los deberes del hombre
no obedecen ni a ideas ni a filosofías ni a religiones, son la propia
esencia de nuestra especie. Son algo natural. La pregunta no es cómo
defenderemos los derechos humanos, sino como fortaleceremos, fundamentalizaremos,
haremos conciencia de nuestros deberes de especie, para que no tengamos
que ocuparnos en defender derechos y establecer venganzas. En pocas palabras...
¡HIJOS DE
PUTA COMO PINOCHET NO MERECIAN HABER NACIDO!
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