Puerto
Rico: Análisis ¿Y después de la huelga qué?
No
hay duda que el proceso de lucha iniciado por los sindicatos
telefónicos
el pasado 18 de junio se ha convertido en una verdadera Huelga del Pueblo.
La gente ha dicho ¡Puerto Rico no se vende!
A
continuación realizamos un extracto de un artículo realizado
por
Carlos
Quiroz Méndez, Presidente de la Junta de Directores del
Instituto
Laboral de Educación Sindical, y que fuera publicado en el semanario
Claridad.
ANALISIS
Las incesantes muestras
de apoyo del pueblo trabajador, la solidaridad moral y material de diversos
sectores y la militancia desplegada son el reflejo de un pueblo que se
ha levantado para combatir los abusos del gobierno, proclamando su indignación
a los cuatro vientos.
Con la experiencia
adquirida hasta el momento, y antes de que culmine este proceso de lucha,
es imprescindible que comencemos a ver el futuro de la lucha obrera en
Puerto Rico. O dicho de otro modo... ¿qué haremos después
de la huelga?
Una de las primeras
cosas que debemos hacer es un ajuste de cuentas con los portavoces del
pesimismo al interior del movimiento obrero. Desde hace años hemos
visto a varios compañeros y algunos "líderes" empantanarse
en un continuo lamento sobre la imposibilidad de adelantar la lucha obrera
en Puerto Rico.
"La gente no se mueve"
comentaban algunos, mientras otros alababan las virtudes de defender "lo
menos malo". "La huelga es un mecanismo viejo" decían otros mientras
defendían la cooperación con los patronos y la superioridad
del arbitraje que sancionaba.
Si algo debemos aprender
de la Huelga del Pueblo es que nunca debemos permitir que el pesimismo
sea nuestro guía. Tampoco debemos asumir las posiciones patronales
sobre la inutilidad de las huelgas y andar por ahí renunciando a
los métodos de lucha fundamentales de los
trabajadores.
No podemos permitir
que una derrota momentánea se agigante para
convertirse en obstáculos
para la lucha obrera. Y aquel "líder"
derrotista debe dedicarse
a cultivar árboles enanos por que tiene
experiencia en tronchar
crecimientos y posibilidades de desarrollo
obrero.
También queda
por evaluar el apoyo de ciertos compañeros a la Ley 45, la misma
que impide todo tipo de huelgas y protestas, así muchas acciones
solidarias quedaron en la total ilegalidad.
Esta Ley 45 trata sobre
la sindicalización de los empleados públicos y fue respaldada
por compañeros pensando que era un avance en su proceso organizativo,
hoy se ve que es todo lo contrario.
Otra preocupación
se relaciona con la forma en que abordamos la lucha obrera en nuestro país.
Dese hace mucho tiempo nos hemos limitado a defender los derechos adquiridos
años atrás, pero ya no nos organizamos por conseguir nuevos
derechos.
En este sentido la
Huelga del Pueblo nos ha demostrado la necesidad de asumir una agenda política
obrera donde se proclamen abiertamente las reivindicaciones políticas
de los trabajadores. Y esto nos trae a nuestra última preocupación.
Una de las consecuencias
directas de la Huelga del Pueblo ha sido el que una gran cantidad de trabajadores
ha tenido la oportunidad de reflexionar sobre sus opciones políticas.
Aquellos que votaron por el gobernador Pedro Rosselló maldicen una
y otra vez su error, mientras juran indignados que jamás volverán
a votar por el partido gobernante.
Pero el problema es
que no hay alternativas políticas para canalizar sus inquietudes
de clase. Ni siquiera el Partido Independentista Puertorriqueño
llena las expectativas de una clase obrera que ha despertado masivamente
a la vida pública y a la acción directa en las calles.
Quizás el único
señalamiento en esta dirección fueron las valientes
declaraciones de José
Valentín, quien señala que los trabajadores
debían plantearse
la necesidad de "gobernar". Estas declaraciones
deben ser evaluadas
y consideradas con detenimiento pues apuntan hacia otro tipo de opción
política, totalmente distinta a la que nos tienen acostumbrados
nuestros políticos del patio.
Esto significa que
debe nacer un partido político de las entrañas
mismas de la clase
obrera puertorriqueño, si se tiene realmente
vocación de
poder. El reto está lanzado.
Por: Carlos Quiroz
Méndez
(Pr/Ro/Po/cs/mc)
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