Internet:
¿se está convirtiendo en un ghetto de privilegiados?
por Gema Castellano
A estas alturas lo único
que nos queda es rendirnos ante la evidencia y la sutil imposición
de normas de uso, -que como pasa con todo-, son impuestas con tal sutileza,
que nos hacen olvidar como eran anteriormente las cosas, para qué
fueron creadas y con qué fin.
Así pues,
Internet ha pasado de ser el medio de expresión por naturaleza,
carente de diferencias entre clases sociales y “lugar libre” de actuación,
para convertirse el un ghetto para gente privilegiada, a ser posible poseedora
de la visa oro o con un poder adquisitivo alto, que permita a todos aquellos
que han sido los últimos en aceptar a la red, - bancos, grandes
empresas, operadoras de telecomunicaciones-, crear eso que llaman el
“e-comercio”, que para entendernos no es otra cosa que la explotación
especulativa de Internet.
Lo que empezó
siendo el sitio odioso para los interesados donde se colgaban programas
gratis para uso público, el lugar de encuentro de personas ávidas
de comunicación y conocimiento o medio de expansión de ideas,
estudios científicos y programas solidarios, terminará siendo
el club privado de los potentados, el terreno neutral donde realizar negocios
a alto nivel y un nuevo terreno a conquistar donde imponer la colonización,
como ahora está siendo algún que otro lugar físico.
Pero lo peor es que
algo que muchos, sin ser gurúes, llegamos un día a vaticinar,
se está empezando a cumplir a rajatabla, sin que aparentemente tenga
una solución: la enorme diferencia y grieta en la sociedad que Internet
está creando y que se está afianzando y agudizando por el
uso especulativo que el gran capital tiene previsto para la red.
Ahora se empieza
ya a hablar de los que “están” en Internet y los que “no están”
y las mismas empresas toman posiciones absurdas sólo por el hecho
de estar, aunque después no sepan qué hacer dentro.
La red se está
volviendo discriminatoria desde su entrada hasta su fin. Al estar sometida
la conexión a las arbitrarias tarifas de un monopolio, evidentemente
no son demasiados los que pueden incluir en su presupuesto el coste de
cuatro o cinco horas de permanencia en la red diarias, pero es que además,
la situación hacia la que evolucionamos no es alentadora. Dentro
de poco deberemos pagar cuotas por entrar en los sites, sin olvidar que
todo lo que ahora es gratis deberemos comprarlo, por lo que una de dos.
O dejan el acceso gratis para que compremos dentro, o tendremos que ser
lo suficientemente ricos como para pagar por entrar, por estar y por comprar
lo que dentro se nos ofrezca. En fin. Un lujoso centro comercial, que además,
-por su naturaleza-, será el que marcará el progreso, y ahí
es donde está el problema. ¡O estás, o te quedas en
el milenio pasado!
En España,
-país poco abierto a la innovación donde los haya, entre
otras cosas por la inaccesibilidad de personal joven a puestos de responsabilidad
en las empresas y donde de golpe y sopetón hemos bajado 10 puntos
en el ranking de desarrollo tecnológico, gracias a la posición
de este gobierno ante las nuevas tecnologías-, todavía existen
los que esbozan una sonrisita irónica cuando les dices que trabajas
a través de la red, que tienes un negocio en Internet o que basas
la expansión de tu empresa en el desarrollo de esta gran telaraña,
pero mientras éstos, -tan suyos-, siguen en estas “chances”, debemos
saber que el volumen de negocio de la industria del comercio electrónico
en América Latina se estima para este año en 77 millones
de dólares y que se espera que aumente hasta los 3,8 billones de
dólares en el año 2003. Solamente Brasil lleva la mitad de
esta carga de desarrollo y se calcula que a finales de 1999 habrá
unos 3,8 millones de brasileños que comprarán o harán
negocios vía red.
A pesar de la crisis
económica, de su baja renta per cápita y de las deficiencias
de sus infraestructuras, 3,8 personas en Brasil, -una minoría pero
suficiente para afrontar el desarrollo-, han conseguido alcanzar y meterse
de lleno en el progreso.
El tamaño
de la población de este país es su potencial y lo que puede
atraer al futuro capital hacia él, convirtiéndolo en poco
tiempo en uno de los países más desarrollados, aunque con
una diferencia social fuera de norma, y millones de pobres cada vez más
pobres y más alejados del progreso.
Actualmente 1,5 millones
de brasileños realizan sus gestiones bancarias y transacciones financieras
vía Internet, e incluso VISA, está emocionada por el potencial
de negocio que allí tiene.
La emergencia temprana
de un portal doméstico común como es UOL (Universo On Line)
facilita la concentración de los negocios y el satélite está
facilitando todo este espectáculo del desarrollo, pero, ¿significa
esto que Brasil se convertirá en un país privilegiado?, evidentemente
en términos de macroeconomía sí, pero no cabe duda
de que la carga social de millones de pobres cada vez más pobres,
ensombrecerá este proceso.
Brasil es el ejemplo
de lo que el alto coste del acceso a Internet y falta de popularización
de la red, puede traer como consecuencia. Una sociedad absolutamente dividida
en dos bloques, sin ninguna conexión entre ellos. |