Por Gema Castellanos
(N.R. española,
bella, valiente y combativa)
A medida
que el tiempo ha transcurrido desde que en agosto de 1998 Villalonga se
jactara de su “ reajuste “ tarifario, y anunciara, - de una manera subliminal
-, que éste sería el principio del fin de la incipiente
Sociedad de la Comunicación, - a la vez que mostraba su absoluto
y público desprecio hacia los usuarios de las nuevas tecnologías
-, algunos de nosotros, pese al escepticismo de muchos y las acusaciones
de no tantos hacia nuestro supuesto partidismo, no dejamos de pensar
que el gobierno, no sólo era responsable directo de los incomprensibles
abusos de una compañía privada, sino que era el único
que podía frenar la especulación, y devolver al ciudadano
su dignidad y capacidad de ejercer su derecho a una comunicación
accesible.
A estas alturas,- yo personalmente -, me ratifico en lo dicho, pero mis inquietudes y necesidad de explicarme el porque de tanta oposición al desarrollo natural de la sociedad, de tanta mentira encubierta por parte del gobierno y de tanta intolerancia e intransigencia por parte de Telefónica y nuestros dirigentes , me han hecho tirar del hilo y tomar consciencia de una realidad, que lejos de ser alentadora, me aterra. Muchas veces he hecho alusión en mis artículos a ese “gran poder” que transgrede gobiernos, y que es el que de verdad mueve los hilos del mundo. Algunos habréis percibido este pensamiento mío como algo surrealista, imaginario o incluso digno de algún film futurista, pero muy a nuestro pesar, existe; y sus tentáculos son tan sutiles, que pudiera parecer producto de la imaginación. ¡ Y
es que todo es cuestión de ideología!. Y cuando ésta
ideología defiende una gran “ obra”, y ésta a su vez es adjudicada
directamente a Dios, los que luchan por ella se convierten en auténticos
Cruzados, capaces de idear las más viles y maquiavélicas
maneras de asociarse y actuar, para instaurar su orden en el mundo
Esta ideología de derechas compartida por las élites, - que lejos de negar, utiliza los mejores medios modernos, los cuales son percibidos a su vez como una amenaza, con un espíritu peligrosamente conservador -, no es otra que la del Opus Dei, organización definida por unos como “ Sociedad Secreta”, “ Santa Mafia “ por los más osados o “ CIA del Papa “ por ciertos estudiosos. Del trabajo oculto de la OBRA, fundada en España por José María Escrivá Balaguer en 1928, se sabe bien poco. Pero tras ser erigida por Juan Pablo II como Prelatura Personal, su reputación de actuar como un lobby de derecho del lado de los poderes políticos, se ha acentuado considerablemente. Yvon Théroux, teóloga ponente en unas recientes conferencias sobre el Opus Dei, hacía especial mención a la peligrosa sumisión incondicional de los miembros, y a la particularidad de que a este movimiento solo le interesen las clases burguesas elitistas, despreciando a las personas de poco nivel adquisitivo. Evidentemente
estas acusaciones son siempre negadas por sus miembros, quienes afirman
que el deseo de difundir el testimonio de Jesucristo, es el único
fin de la OBRA.
En 1997 salta la noticia de que el Opus Dei y cuatro gobiernos europeos, pretenden crear en Strasburgo una estructura de lobbying económica y familiarista. El Centro rhénan de prospectiva europea. Esos países son Alemania, Francia, Italia y España. El Vaticano
deseaba crear nuevas estructuras de intervención, dándoles
una imagen más técnica que política. Esta estrategia
se apoya en la fundación de nuevas asociaciones, insertadas las
unas en las otras, con un centro de control común: el Opus Dei.
Tras la elección de Jacques Chirac en julio de 1995, fue creada en Roma a iniciativa del Opus Dei y con delegados de la Fundación Adenauer, La Fundación de la Gasperie y la Universidad de Navarra, una Academia Europea que dispone de estatus de asociación cooperativa, inscrita como sociedad limitada. Su sede se fija en rue Saint Maurice nº7, en Strasburgo. La Academia
Europea se presenta como “ un centro de formación de cuadros directivos
y futuros cuadros directivos y políticos europeos”. Increíble
pero cierto.
Los encuentros preparatorios fueron organizados por los ministros de exteriores francés y alemán en diversos palacios oficiales, y en este organismo, - donde los asuntos sociales, políticos y de la familia alcanzan la misma magnitud -, José María Aznar está representado por la Sra. Gómez, - miembro del ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales -, quién está asistida en todo momento por el profesor Rafael Alvira, - alto dignatario del Opus Dei. A pesar
de la repulsa de ciertos políticos como Alain Juppé hacia
este pacto con la extrema derecha católica, el Centro rhénan
seguirá su cometido.
El problema transgrede la individualidad de un país, un monopolio y un gobierno, para extenderse, al menos, a los demás países implicados en los macabros planes del Opus Dei, e incluso a Latinoamérica, - donde la gran influencia de esta “organización”, ya se ha hecho sentir -. No se equivocaron los que desde hace tiempo abogan por una huelga europea extensible a Latinoamérica. De hecho, si no iniciamos una serie de movilizaciones conjuntas y serias, vamos en picado hacia un tipo de sociedad dirigida, manipulada, sin personalidad propia, desinformada y sin ningún tipo de posibilidades. Nuestro cometido social no será otro que el de trabajar duramente, para que esas grandes empresas y gobiernos puedan pagar su canon a la gran OBRA, que al mismo tiempo les apoya y asesora en como dominar a las masas. Internet se ha convertido en el peligro por excelencia para estos poderosos. Todo contra lo que han luchado se encuentra en la Red. Libertad individual, información verídica, interconexión de ideas, tolerancia con otras culturas, oportunidades laborales individuales y colectivas...todo esto se escapa a su control, y no están dispuestos a dejar que nos desarrollemos como individuos. Ellos necesitan salvar nuestras almas, pensar y actuar por nosotros y llevarnos por el camino de la supuesta salvación. Se sienten en la obligación de reducirnos a zombies; meros productores que engrandezcan su gran obra bendecida por Dios y que no piensen. Es realmente curioso descubrir como los mismos países, - Alemania, Francia, Italia y España -, hemos llegado a tener los mismos problemas con los distintos monopolios. Y es que no es una cuestión técnica el de la tarifa plana, como tampoco es económica. Es un problema de control. ¡ No van a permitir que Internet sea popular!. Demasiado peligroso para ellos. La Red, - según ellos -, debe pertenecer a esa élite privilegiada, al menos, hasta que puedan controlarla y nos la vendan a su imagen y semejanza. O puedan utilizarla como otro medio más, que divulgue su ideología. Las Telecomunicaciones son el negocio del siglo XXI, así como el mayor medio de control y manipulación de las masas. Son perfectamente conscientes de esto y del peligro que supone perder el poder sobre ellas. Tampoco es casual que la gran mayoría de los altos directivos de Telefónica en Latinoamérica, estén afiliados al Opus Dei, instaurando casi la esclavitud entre los trabajadores y el abuso contra el usuario. No tenemos alternativa. O nos unimos y luchamos seria y conscientemente con todos los medios a nuestro alcance contra este monstruo ideológico, o terminamos todos rezando el rosario en Torreciudad. Un saludo
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