Herbert Mujica Rojas ha abierto un canal con los latinoamericanos audaces transformando la página de Aila en un instrumento de opinión y análisis directo, valiente y esperanzador. En estas épocas donde campea la confusión, la deshumanización y el egoísmo del sistema del dios "mercado", la experiencia de AILA es extraordinariamente refrescante.

He querido que AILA tenga la primicia de hacer conocer que el mundo andino está vivo y despertando después de 500 años de oscurantismo, idolatría y dominación. Tan despierto está y tan ricamente humano que hasta la palabra "Revolución" le quedaría corta. El mandato es claro y es el de REFUNDAR la humanidad a partir de sus más elementales fundamentos y restablecer la más antigua tradición, común a los verdaderos orígenes de la especie humana. Ni el dinero, ni las aguas benditas, ni los misiles podrán detener  la aspiración sobreviviente de la especie, ya que en épocas confusas aflora el inconsciente común y es posible redefinir la realidad. Nos ha tocado vivir en una época confusa y dentro de esta confusión agobiante  nos hemos reencontrado con lo fundamental de la humanidad, preservado en estos Andes generosos que parieron a una de las pocas civilizaciones humanas que valieron la pena.

Nazca, Chavín, El Palmo, Toro Muerto, Cerro Mulato y muchos otros sitios tienen científicamente resueltos problemas de siempre, incluso los no planteados todavía. En sus dibujos, piedras y obras está "monumentalizada" la genialidad inspirada a un Pitágoras o a un Kepler, hoy sin inquisiciones ni pelotudos como Aristóteles. Científicamente la tradición andina es una especie de Galápagos, donde la evolución cultural fue por otra ruta, más conveniente para la especie.

Los bárbaros invasores y sus instituciones religiosas y políticas nunca la entendieron y trataron de aplastarla con el mayor genocidio de la historia humana (25 millones en sólo 50 años). Pero esta tradición nunca se perdió esperando a ser interpretada en el tiempo y lugar correcto. Hoy está alrededor nuestro y ha llegado su hora de reverdecer y abrirse paso con su propia fuerza. Se abre pues el Documento de Nazca, hablan las piedras, despiertan los Apus, renace la tradición humana, para que, otra vez,  la humanidad sea posible. Taki Onkoy