Mandamás
de Telefónica de España:
Villalonga
nunca entenderá lo que es Internet
por Gema Castellano
Ni siquiera
sabe cómo usar una computadora
Juan Villalonga,
-presidente de Telefónica de España y parte de Latinoamérica-,
ha concedido esta semana una extensa entrevista a un medio, -no podía
ser de otra manera-, de su propiedad, Actualidad Económica.
En las fotos que
ilustran el reportaje, -realizado en la novena planta de la sede central
de Telefónica, sita en Gran vía de Madrid ( España)-,
se le ve seguro de sí mismo. ¿O no tanto? En su despacho,
-antigua reliquia victoriana donde las haya-, pueden verse la típica
estantería repleta de libros a medida y una enorme mesa con escasos
papeles ordenados estratégicamente. Sobre ella, un marco de madera
que sobrecoge por su tamaño, -demasiado grande-, y que nos plantea
una de las incógnitas más suculentas, ya que su ubicación
no nos permite vislumbrar el rostro de la persona que le mira, mientras
firma los nuevos aumentos de tarifas, los talones para vete tu a saber
qué mandatario corrupto o los acuerdos de especulación con
no sabemos que gobierno transatlántico.
En cualquier caso,
-y eso nos parece muy grave-, ni un computador, ni un disquette, ni un
CD; y ni siquiera un enchufe que nos demuestre que lo han apartado para
que no estorbe la foto, por lo que debemos abandonar la esperanza, -si
a alguien le quedaba alguna-, de que este alto mandatario de las finanzas,
puede alguna vez comprender al usuario de Internet.
En un sillón
colocado para el evento en el centro de la estancia, Villalonga se acomoda
al estilo Rainiero de Mónaco, con esa pose que más que sentado
parezca que flota y más que acomodarse de la sensación de
que se levanta, como queriendo embestir a la cámara. ¡En fin!.
¡Sensación de provisionalidad!
La entrevista comienza
y orgulloso da ciertos datos. Según él, Telefónica
ha consolidado el liderazgo en el mundo de habla hispana y portuguesa y
terminará 1999 gestionando casi trece millones de clientes de móviles,
de los que 7,6 millones serán en España y 5,4 millones fuera
de nuestras fronteras.
Esto no resulta extraño,
ya que de dominio público es la carencia de inversión en
infraestructuras de telefonía fija, obligando a los clientes de
países donde pone sus miras, a utilizar el celular, que además
de ahorrarle divisas en líneas y mantenimiento, le ofrece mayores
ganancias, ya que el coste de la llamada es más elevado.
Villalonga hace una
afirmación de interés.
Como si no supiéramos nada sobre la investigación que se
abrirá en Brasil contra Telefónica el próximo mes
de mayo, de la multa de 3,2 millones de dólares que ANATEL ha impuesto
a su filial Teleps, o sobre sus sobrefacturaciones, irregularidades y abusos,
el magnate nos anuncia textualmente que “con la operación que hemos
hecho en Brasil, por ejemplo, aseguramos el crecimiento de la compañía
para los próximos cinco años”.
Evidentemente su
gestión el Latinoamérica es pésima, y no dudamos que
Villalonga deba utilizar un medio afín, para convencer a sus inversores
de que el crecimiento, -aún a costa del presunto fraude-, está
garantizado y que los 700.000 millones que invirtió en este país,
Brasil, están bien utilizados.
Insiste mucho Villalonga
en el mercado brasileño. Anuncia la instalación de dos millones
de líneas en Sao Paulo para 1999, y en lo que se refiere a
la telefonía celular, Telefónica tiene más de un millón
de clientes en lista de espera.
No cabe duda de
que con este potencial, Telefónica podrá hacer frente a cuantas
multas millonarias se le impongan, al fin y al cabo, será el cliente
quien finalmente se hará cargo de esos desembolsos y el Estado brasileño
quien recaude algún que otro millón, para sus maltrechas
arcas. Todo está previsto y controlado, incluso cual será
el coste de una infracción, que triplicaría los beneficios.
Centroamérica
es el nuevo objetivo de Villalonga. Asegura estar desarrollando un proyecto
de entrada en cada uno de estos países como segundo operador. “Ya
se ha hecho en El Salvador, -dice el magnate-, tras unos meses de actuación
tenemos más del 50% de cuota de larga distancia”. No le preocupa
el cliente, no le preocupan las sanciones mientras pueda pagarlas y no
le preocupa la calidad del servicio. Sus objetivos son la especulación
y el poder.
“Estamos dedicando
el tiempo a capturar oportunidades de crecimiento”. “La mentalidad del
equipo gestor de Telefónica no es defensiva, sino que es muy ambiciosa
y atacante”, -afirma Villalonga-. Se dice que en Argentina el banco emisor
ha intervenido los dos bancos de Raúl Moneta, -socio de Telefónica
en gran parte de sus inversiones allí-. Tampoco ponemos en duda
que todos, tanto Villalonga como incluso Menem, -amigo personal de Moneta-,
harán todo lo posible para que la sangre no llegue al río.
Al fin y al cabo todo deberá quedar en familia y no sería
la primera vez esto ocurriera. Ya el año pasado, tanto Telefónica
como TCI, no tuvieron inconveniente en echar un “cable” al empresario y
desembolsar la bonita cantidad de 56 millardos de pesetas para salvar a
Cablevisión.
Según un
refrán de Villalonga: la amistad por la amistad y la burra por lo
que vale, y en este caso seguro que es así.
El presidente de
Telefónica no conoce Internet, pero tiene muy claro cual es su valor
estratégico y los dividendos que este invento le puede proporcionar.
Es más, Telefónica está dispuesta a exprimir el mercado
de Internet sin hacer ninguna inversión extra. Según Villalonga,
la infraestructura actual cumple todos los requisitos para ofrecer un servicio
de red de calidad. Se jacta de los 9.000 millones que las RDSI le proporcionan
mensualmente y asegura no interesarle el cable o cualquier otro invento
en el que tenga que invertir. Sus expectativas son las meramente especulativas,
por lo que los beneficios deben ser del 100%.
Desde la terraza
de su despacho, impecablemente vestido y con aire de triunfador, lanza
la mirada hacia el infinito como ignorando a España, -esto es terreno
ya conquistado y arrasado.
Sus ojos se dirigen
al otro lado del Atlántico. Nuevos territorios para conquistar,
nuevos clientes que expoliar. ¡Su futuro!
Bonita fotografía.
La foto de un explotador. El retrato del dictador de las telecomunicaciones. |