El caso es de no creerlo. El lugar escogido para construir el basurero
radioactivo se encuentra justo sobre un manantial subterráneo que es
usado por los habitantes del pueblo Sierra Blanca. Además, es una zona
con un alto riesgo de terremotos.

A cambio de la construcción del basurero radioactivo, el estado de
Texas recibirá la suma de 50 millones de dólares. Al basurero irán a
parar los residuos de la centrales nucleares de los estados de Vermont
y Maine.

El gobierno mejicano ha protestado por esta decisión. Según el tratado
de paz, firmado en 1983 entre Estados Unidos y México, se prohíben
proyectos de este tipo hasta 100 kilómetros de ambas fronteras.

Los ecologistas y los senadores estadounidenses contrarios al proyecto
acusan a la industria de la energía nuclear de utilizar el dinero que
aportan a las campañas electorales para influir sobre los políticos.
En cifras, esto significa más de 800 mil dólares al año.

Según Richard Boren, de la organización Ojo Tóxico del Suroeste, la
actitud de Bill Clinton es un espaldarazo al gobierno racista de
Texas. Además, contradice una ley, firmada por el mismo Bill Clinton,
que debe asegurar que las comunidades habitadas por minorías étnicas o
con bajos ingresos no sean expuestas a riesgos ambientales. 

El lugar elegido para la basura radioactiva es uno de los más pobres
de Texas, donde de cada 10 personas 7 son mejicanos. (Eu/Ip/Po/Ec/gt-rr).