La
anticreencia
por Pedro
Flecha
Guamán, en
la entrelínea, elabora un puente donde la relación matemática
entre las formas naturales y las formas del hombre se conversan para “ser”.
Millones de petroglifos, desde Venezuela hasta el Cabo de Hornos lo comprueban.
Así como en el Islam, la ornamentación es la estilización
de las letras y está prohibido ornamentar con la figura humana,
en la cultura andina las medidas surgen de la aplicación de las
relaciones guacas. Sobre estas bases se construyeron contratos sociales
que perduraron por decenas de miles de años. Toda la ciencia de
los organigramas de Taylor e incluso toda la propuesta de Francis Bacon
palidecen ante los conceptos organizativos ancestrales que Guamán
transmite.
Es que en las bases
planteadas por Guamán se encuentra no sólo la textura evolucionista
darwiniana y el espacio-tiempo einsteniano sino también la definición
de humanidad como una creación colectiva basada en una
armonía con el espacio-tiempo. Al plantear la prominencia de la
ley de reciprocidad, cuya aplicación hace innecesarios a los dioses,
vírgenes y abogados, nos remite a los fundamentos básicos
de nuestra especie. En el fondo plantea un proyecto de supervivencia de
lo que ancestralmente constituye la ventaja comparativa de una especie
débil, aunque tenga, para evitar que la Inquisición lo hiciera
“parrillada”, que adornar su planteamiento con cháchara católica.
Guamán escribió un instrumento para la posteridad. Un documento
cuya base es lo común del inconsciente colectivo de la especie humana,
un punto de encuentro entre Darwin y Pitágoras.
Un elemento importantísimo
en toda la concepción de espacio-tiempo ancestral arriba mencionada,
es su ciclicidad en oposición a la concepción del tiempo
linear de las religiones de origen semítico. Lo cíclico es
vital, lo linear es suicida, ninguna especie surge y se desarrolla para
después matarse a sí misma. Toda especie es la potenciación
de un gen, un gen es una fórmula matemática, todo gen es
intrínsecamente egoísta (Dawkins). ¿Y qué es
el altruismo que religiones, filosofías y políticas han usado
por milenios para impedir que el hombre sea consecuente con su especie?.
Pues el altruismo...¡es el egoísmo necesario a nivel especie!.
Es el qaylla, es el reglamento y el reglamentado, es el observador siendo
observado por su misma observación.
En el mundo andino
los equivalentes de los “yugas” de la India son espacios más cortos
llamados pachakutis (giros de espacio-tiempo) que a su vez son componentes
de ciclos mayores. La costumbre habla que los pachakutis duran de 300 a
500 años. En el mundo andino central, se habla que actualmente estamos
en el X Pachakuti, lo cual indicaría que el conteo se inició
hace 5,000 años, significando probablemente un acontecimiento importante
como el inicio de Chavín. A nivel mundial parecería que fue
otra época axial, aquellas donde los inconscientes colectivos de
las sociedades de hombres encuentra un campo común.
La cultura andina
central (Perú,Bolivia) es, por lo monumental, la más informativa
y evidente, simplemente porque hay mucho desierto y alturas sin vegetación.
Existen los elementos de esa misma cultura desde el Cabo de Hornos hasta
la Isla Margarita. El hecho de llamarla andina es circunstancial, bien
pudiera llamarse amazónica, patagónica, caribe o...atlántica.
Recientes descubrimientos antropológicos han “descubierto” que los
hombres podrían haber migrado de lo que hoy llamamos América
a Europa. El racismo antropológico es infame, las razas definidas
por colores de piel, labios gruesos o delgados no obedece a comandos genéticos
sino al ejercicio de la voluntad de supervivencia de toda especie. Los
procesos de adaptabilidad del hombre a los ambientes son muy similares
a los de un virus (que no son organismos sino instrucciones). Toma muy
pocas generaciones que un albino de Siberia se transforme en un caribeño
bailarín que no necesite un protector solar. Toda especie va hacia
“lo más adecuado para adaptarse” ( el Survival of the fitest darwiniano).
Es un mandato natural.
Siguiendo el tema,
enormemente recurrente en la cultura humana, el ¿de dónde
venimos? que es más importante que el ¿adónde
vamos?. Ya que como muy bien dice Dawkins la naturaleza no tiene ni plan
ni propósito, toda cultura en algún momento tiene que bucear
en sus fundamentos. Lo que llamamos historia no es una ciencia, es una
opinión. Toda ciencia, para llamarse así tiene que ser experimentalmente
comprobable. Me acuerdo que hace algunos años conocí al hijo
de un amigo que estudiaba en alguna universidad del Perú y me dijo
que estudiaba ingeniería financiera. Mi pregunta, que obviamente
le disgustó fue ¿vas a construir castillitos de naipes usando
calculadoras de bolsillo?. Ingeniería viene de ingenio, pero no
es un ingenio de palabras, es un ingenio de cosas físicas reproducibles.
No puede existir por definición ni ingeniería de palabras
ni ciencias que no permitan repetir el experimento. La verbalización
de este rigor natural nos ha traído a los juristas,abogados
y a los llamados pragmáticos...a los antihumanos.
Un monarca moche
o chimú en el año 300 de nuestra era, formó una expedición
de 30,000 hombres que llegaron hasta las Islas Marquesas en Oceanía
y las tomaron como posesión de su reino. Las costumbres y elementos
culturales parecerían haberse llevado de aquí a allá
y no de la forma contraria. Pero estas especulaciones de tipo historicista,
no tienen ninguna importancia. Sin embargo, y con la sola intención
de hacer polémica, se puede estadísticamente comprobar que
el 98% de los americanos desde el Cabo de Hornos hasta Guatemala tienen
como factor de sangre el grupo “O”. En Mexico, la actual USA y progresivamente
más al norte comienzan a aparecer otros grupos A y B. En tipos
de sangre O + O = O, y O + A puede dar A u O con igual probabilidad.
No hay forma por la cual A + A o A + B den O. El grupo “O” es el
de las razas más antiguas de este planeta, los vascos (aunque son
de factor RH negativo), los nor-europeos, los bosquimanos y hotentotes,
los antiguos celtas, los canarios... Los asiáticos (excepto los
de una pequeña isla aislada) no son O. Más sorprendente es
que no existe, prácticamente, simio con grupo “O”, excepto por algunas
poblaciones aisladas de gorilas. |